Debemos cambiar nuestra forma de aprender.
El motivo es que nuestro cerebro también está cambiando, y es posible que los métodos de aprendizaje actuales les parezcan tan obsoletos a las generaciones futuras como nos parecen ahora las tablillas de cera o las pizarras.
Por supuesto, la culpa es de la sociedad.
O, por lo menos, de lo rápido que está cambiando debido a avances tecnológicos como la inteligencia artificial y los macrodatos. Dichos avances evolucionan de manera exponencial y están presentes en todos los aspectos de nuestras vidas.
Presentamos una reflexión donde hemos identificado cinco cambios clave que se están produciendo en el cerebro: la disminución de la capacidad de atención, el deterioro de la memoria, la exigencia del control, la capacidad de adaptación y la necesidad de concienciación. Además, hemos tratado de predecir las implicaciones futuras de dichos cambios para el campo de la formación y el desarrollo.
Y es que, en un mundo donde abundan los conocimientos, pero escasea la sabiduría, las únicas organizaciones que triunfarán serás aquellas que tengan la vista puesta en el futuro y se adapten rápidamente a los cambios.